Variedades de cannabis

Las variedades de cannabis se refieren a las distintas genéticas que han aparecido a lo largo del tiempo debido a la selección natural y el trabajo de cultivadores y productores. Cada variedad posee un perfil único de cannabinoides y terpenos, lo que determina su efecto, sabor y facilidad de cultivo.

A lo largo de los años, la combinación de diferentes genéticas ha permitido la aparición de cepas híbridas con características optimizadas, mejor adaptadas a distintos climas y condiciones de cultivo. Así, el mercado actual ofrece una enorme diversidad de opciones para los consumidores.

El cannabis se divide tradicionalmente en tres grandes categorías:

• Índica: De estructura compacta y hojas anchas, estas plantas suelen florecer más rápido y producir efectos relajantes, ideales para el consumo nocturno.
• Sativa: Con una estructura más esbelta y hojas finas, el cannabis sativa son conocidas por su efecto estimulante y cerebral, perfecto para actividades creativas.
• Híbridos: Resultado del cruce entre índicas y sativas, combinan lo mejor de ambas genéticas en diferentes proporciones, ofreciendo un equilibrio entre relajación y estimulación.

Además de esta clasificación botánica, también se distingue entre variedades ricas en THC y aquellas con un alto contenido de CBD, que son más utilizadas con fines medicinales.

Dentro del mercado, las variedades de cannabis también se clasifican según el tipo de semilla que da origen a la planta:

• Regulares: Son semillas que pueden convertirse tanto en plantas macho como hembra, ofreciendo la genética en su estado más natural.
• Feminizadas: Han sido diseñadas para que todas las plantas sean hembras, asegurando una mayor producción de cogollos casi sin riesgo de polinización.
• Autoflorecientes: Son genéticas que florecen automáticamente sin necesidad de depender del ciclo de luz, facilitando el cultivo tanto en interior como en exterior.

Para encontrar la mejor genética, es importante tener en cuenta varios factores. La idea general es que si buscas un efecto estimulante y eufórico, una sativa debería ser la mejor opción para ti. Si, en cambio, prefieres un efecto relajante y físico, una índica será más adecuada.

También debes tener en cuenta el tipo de cultivo que vas a realizar. Para interior, las variedades autoflorecientes o feminizadas con tiempos de floración cortos son ideales. En exterior, las sativas pueden aumentar su tamaño y producción si las condiciones son adecuadas.

Algunas de las genéticas más reconocidas en la historia del cannabis han marcado un antes y un después en el mercado gracias a su potencia, sabor y facilidad de cultivo. Entre ellas destacan:

• Haze: Un clásico dentro de las sativas, con un perfil estimulante y un sabor inconfundible.
• Skunk: Una de las primeras híbridas comerciales, conocida por su potencia y aroma penetrante.
• Kush: Con un alto contenido en THC, esta variedad índica es famosa por su efecto sedante y su resistencia en cultivo.

En cualquier caso, hoy en día el abanico se ha ampliado mucho y quizás también deberíamos mencionar familias como Cookies, Purple, Cheese o Lemon.

El clima es un factor determinante a la hora de elegir una variedad de cannabis. Las cepas sativas, originarias de regiones ecuatoriales, suelen necesitar más horas de luz y un clima cálido para desarrollarse correctamente. Por otro lado, las índicas, adaptadas a climas más fríos, florecen con mayor rapidez y resisten mejor las bajas temperaturas.

Los híbridos han sido diseñados para adaptarse a distintas condiciones, permitiendo plantar con éxito en muchos entornos diferentes. Sin embargo, en regiones con inviernos fríos o veranos demasiado húmedos, es recomendable optar por variedades autoflorecientes, ya que su ciclo de vida corto reduce el riesgo de enfermedades como los hongos.

El efecto del cannabis varía según la variedad, la genética y el perfil de cannabinoides que contenga. Las sativas suelen generar un efecto más energético y cerebral, mientras que las índicas producen una sensación de relajación profunda. Los híbridos pueden ofrecer un equilibrio entre ambos.

Además del THC y el CBD, los terpenos también juegan un papel importante en el efecto final. Algunas variedades de cannabis tienen terpenos cítricos que pueden potenciar la sensación de alerta, mientras que otras contienen terpenos más terrosos o dulces que generan un mayor efecto sedante.

En el mercado actual se pueden encontrar opciones para todos los gustos y necesidades, desde cepas medicinales hasta otras con un perfil recreativo más potente. La clave está en elegir la genética que mejor se adapte a cada consumidor.