Semillas de interior

La marihuana de interior permite un control total sobre factores esenciales como la luz, la temperatura, la humedad y el riego. Esto significa que los cultivadores pueden optimizar el desarrollo de las plantas, desde la germinación hasta el periodo de floración.

Además, las semillas de marihuana para cultivar en interior, como las semillas feminizadas o autoflorecientes, se han desarrollado para conseguir la mayor producción posible en espacios pequeños, como un armario de cultivo. Estas genéticas suelen ser compactas y rápidas, perfectas para quienes buscan cosechas de calidad en un entorno controlado.

Elegir las mejores semillas para interior depende de tus objetivos como cultivador. Las semillas feminizadas garantizan plantas hembra, ideales para maximizar la producción de cogollos, mientras que las semillas autoflorecientes son perfectas para un ciclo rápido y sin complicaciones.

Entre las variedades de marihuana más recomendadas para cultivo interior, destacan los híbridos que combinan lo mejor de las genéticas sativa e índica, ofreciendo plantas compactas, con tiempos de floración cortos y un alto contenido de CBD o THC, dependiendo de tus preferencias.

El tipo de maceta es fundamental en el cultivo de interior, ya que influye en el desarrollo de las raíces y en la capacidad de la planta para absorber nutrientes. Cada vez más cultivadores utilizan macetas de tela, ya que favorecen la aireación de las raíces y previenen el encharcamiento.

Por otro lado, las macetas de plástico son más económicas y prácticas, especialmente para principiantes. La elección del tamaño también es importante; para cultivar marihuana en interior, suelen utilizarse macetas de entre 7 y 15 litros, dependiendo del espacio disponible y del tipo de cultivo, ya que esto determinará el tamaño y la altura de las plantas.

Las plantas de marihuana de interior necesitan un determinado ciclo de luz para desarrollarse correctamente. Durante la fase de crecimiento, se recomienda un fotoperiodo de 18 horas de luz y 6 horas de oscuridad. En la etapa de floración, este ciclo debe cambiar a 12 horas de luz y 12 horas de oscuridad.

Si utilizas semillas autoflorecientes, no tienes que preocuparte de cambiar el ciclo de luz para florecer, lo que simplifica el proceso y permite mantener 18-20 horas de luz durante todo el cultivo.

El cultivo de marihuana en interior exige un control preciso de la temperatura y la humedad para garantizar el éxito. Durante la fase vegetativa, la temperatura ideal oscila entre 20 y 28 grados Celsius, mientras que en la fase de floración, es recomendable mantenerla entre 18 y 26 grados.

La humedad del espacio de cultivo también juega un papel crucial: en la fase vegetativa, el nivel ideal está entre el 50% y el 70%, mientras que durante la floración, es mejor reducirla al 40%-50% para evitar problemas como el moho o los hongos. Un buen sistema de ventilación y un deshumidificador, si es necesario, ayudarán a mantener estos parámetros dentro del rango adecuado.

El tiempo necesario para cultivar en interior varía según la variedad de cannabis elegida. Las semillas autoflorecientes tienen un ciclo completo de cultivo de unas 8-10 semanas desde la germinación hasta la cosecha. Por otro lado, las semillas feminizadas precisan una etapa de crecimiento vegetativo más largo, seguido de 8-12 semanas de floración, aunque también existen variedades de floración rápida.

El sistema de cultivo y las condiciones del cuarto o armario de cultivo también influyen en el tiempo total. Mantener una temperatura, humedad y luz óptimas puede acelerar el desarrollo de las plantas y garantizar una cosecha abundante en menos tiempo.